QUEEN – BOHEMIAN RHAPSODY. 1975

(Autor: Sergio López Mussi, Asunción - Paraguay)

Entre los miles de recuerdos de infancia que conservo en mi mente, probablemente el más vívido sea el de la primera vez que escuché “Bohemian Rhapsody”, y las cuatro palabras retumbando en mi cabeza: “¿qué car… es esto!!??”.

¿ Balada? ¿Opera?, ¿Rock pesado?, ¿o simplemente todas las anteriores?. Un publicista diría que Queen probablemente haya intentado llegar a tres mercados distintos con una sola canción, y tal vez sea cierto.

Pero mas allá de toda teoría marketinera, se trata de un clásico inmortal del rock del siglo XX que tomó por sorpresa a un público que en ese entonces pensaba que nada más podía “moverles el piso” en materia de música.

A comienzos de 1975 Queen se encontraba en un callejón sin salida. Habían pasado de todo, enfermedades, estafas y una popularidad que sólo se reflejaba en el entusiasmo del público, no así en la economía de los integrantes. Eran las estrellas de rock menos ricas del ambiente, y el causante de esa situación no estaba muy lejos de ellos, era su mánager.
Tras casi literalmente dar una patada en el trasero a Jack Nelson (no sin antes dedicarle una canción), los cuatro músicos se sentaron a deliberar entre dos opciones: abandonar el proyecto musical y dedicarse a sus respectivas profesiones, o intentarlo una vez más.

Afortunadamente fueron por la segunda opción, y tras contratar a John Reid (quien también fuera mánager de Elton John) decidieron internarse en los estudios de grabación a registrar su cuarto material, para lo cual decidieron utilizar todo su talento, potencial e inspiración compositiva como nunca antes lo habían hecho.

La estructura de un disco en el sentido del orden de las canciones generalmente suele ser la opuesta a la del setlist de un concierto. Cuando en éste último se deja lo mejor para el final, en un disco muchas veces las últimas canciones son las menos memorables.
En el cuarto disco de Queen, A night at the Opera ésta es tan sólo una de las tantas excepciones a la regla. Parece ser un disco en el que cada miembro quiso cumplir su capricho personal, y lo cumplieron con total libertad.

No solo fue un disco revolucionario en cuanto a eclecticismo y a técnicas de grabación, sino que llegando al final del mismo, cuando el oyente bajó las guardias y creyó escucharlo todo, aparece Bohemian Rhapsody, probablemente la canción más significativa que hayan grabado en toda su carrera y definitivamente una de las composiciones más creativas de la historia del rock.

En un disco de estilos musicales tan variados que recorren desde el glam rock hasta el voudeville pasando por baladas al piano y con voces operísticas como el hilo conductor, no quedaba mejor broche de oro que finalizar con una canción que resumía en poco menos de 6 minutos el espíritu musical del disco.

Esa es la magia que transmite Bohemian Rhapsody, una obra maestra creada por Freddie Mercury a la que muy difícilmente se le pueda encasillar en algún estilo musical en particular.Bohemian Rhapsody, una canción que durante mucho tiempo más seguirá sonando “donde sea que sople el viento”.